miércoles, 27 de marzo de 2013

Princesa


 Entre la cirrosis y la sobredosis andas siempre, muñeca. Con tu sucia camisa y, en lugar de sonrisa, una especie de mueca. ¿Cómo no imaginarte? ¿Cómo no recordarte hace apenas dos años? Cuando eras la princesa de la boca de fresa, cuando tenías aún esa forma de hacerme daño.
Ahora es demasiado tarde, princesa. Búscate otro perro que te ladre, princesa. Maldito sea el gurú que levantó entre tú y yo un silencio oscuro, del que ya sólo sales para decirme, vale, déjame veinte duros. Ya no te tengo miedo nena, pero no puedo seguirte en tu viaje. Cuantas veces hubiera dado la vida entera porque tú me pidieras llevarte el equipaje. Ahora es demasiado tarde, princesa... Tú que sembraste en todas las islas de la moda, las flores de tu gracia, ¿cómo no ibas a verte envuelta en una muerte con asalto a farmacia? ¿Con qué ley condenarte si somos juez y parte todos de tus andanzas? Sigue con tus movidas, pero no pidas que me pase la vida pagándote fianzas. Ahora es demasiado tarde, princesa. Búscate otro perro que te ladre, princesa.

  Joaquín Sabina 


martes, 26 de marzo de 2013

El guardián entre el centeno - fragmento

- Está bien. Ahora escúchame un momento puede que no me exprese tan memorablemente como quisiera, pero dentro de un par de días te escribiré una carta. Entonces podrás entenderlo todo. Pero ahora escúchame de todos modos. Esta caída a la que creo que te diriges es de un tipo muy especial, terrible. Al que no se le permite ni oír ni sentir que ha llegado al fondo. Sólo sigue cayendo y cayendo. Es el tipo de caída destinada a los hombres que en algún momento de su vida buscaron en su entorno algo que éste no podía proporcionárselo. Así que dejaron de buscar. Abandonaron la búsqueda antes de iniciarla siquiera. ¿Me sigues?
Una vez que dejes atrás todos los señores Vinson, comenzarás a acercarte, si es eso lo que quieres, y lo que ansías, y lo que esperas, a un tipo de conocimiento muy querido por tu corazón. Entre otras cosas verás que no eres el primero a quien la conducta humana ha confundido, asustado y hasta asqueado. Te alegrará y te estimulará saber que no estás solo es ese sentido. Son muchos los hombres que han sufrido moral y espiritualmente del mismo modo que tú ahora. Felizmente, algunos de ellos han dejado constancia de su sufrimiento. Y de ellos aprenderás si lo deseas. Del mismo modo que alguien aprenderá algún día de ti si tienes algo que ofrecer. Se trata de un hermoso acuerdo de reciprocidad. No se trata de educación. Es historia. Es poesía.

La educación académica te proporcionará algo más. Si la sigues con constancia, al cabo de un tiempo comenzará a darte una idea de la talla de tu inteligencia. De lo que puede ajustarse a ella y de lo que quizá no pueda. Con el tiempo tendrás una idea de qué tipo de pensamiento se ajusta a la talla de tu mente. Para empezar, ahorrarás una enorme cantidad de tiempo al no probarte ideas que no te van, o que no te favorecen. Comenzarás a saber cuáles son exactamente tus verdaderas medidas y vestirás a tu mente de acuerdo con ellas.

J.D. Salinger 


domingo, 17 de marzo de 2013

Stand by

                                                                                                                                         Jean-François Jonvelle


Me doy cuenta que nos estamos permitiendo poner en stand by nuestra vida, que la estamos viviendo en un compás de espera. Por mucho que me parezca impensable con las evidencias que nos inundan, lo cierto es que en porcentajes que no me atrevo a adivinar hay mucha, mucha, mucha gente que espera.

Quien espera que sea la empresa quien decida su plan de carrera
Quien espera a ver qué hacen los demás
Quien espera que le solucionen las cosas los demás
Quien espera que trabajen por él los demás
Quien espera a que le echen
Quien espera hasta que sea más fácil
Quien espera a decidir “hasta ver si las cosas empiezan a mejorar”
Quien espera que la queja y el victimismo tengan sexo y nazcan hermosos puestos de trabajo
Quien espera una recuperación de la economía
Quien espera que el próximo Gobierno sea mejor
Quien espera que le toque la lotería
Quien espera que le hagan un favor
Quien espera una buena noticia en el Telediario
Quien espera que un amigo le consiga un trabajo
Quien espera que Infojobs le consiga un trabajo
Quien espera que un trabajo llame a su puerta
Quien espera que sea Scarlett Johansson quien llame a su puerta

Y aunque no me atrevo a adivinar cuánta gente está en compás de espera, sé que son muchísimos. Hordas. Lo que sí me atrevo a adivinar es cuánta gente se reconoce en una de las frases anteriores: ninguno. Bueno, casi ninguno. De nuestra boca salen las palabras: “las cosas han cambiado”. Pero nosotros seguimos igual, porque en nuestra cabeza no dejamos que cale la realidad. Seguimos viendo las cosas como queremos, seguimos esperando. Seguimos aferraditos a la realidad que queremos que sea – a la que nos conviene que sea: la de que esto va a mejorar y volveremos a la situación anterior. Pero es que la situación anterior, la que molaba, no era sostenible.
Es que tenemos que aceptar y afrontar la realidad. Tenemos que entender que a la buena gente de este país le toca currárselo y buscarse la vida. Y que encima hay que hacerlo rápido, con decisión, fuerza y coraje.

María Luisa Moreno Cobián

viernes, 8 de marzo de 2013

People interested

                                                                                                                                 Linnea Strid

Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la perdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades. Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa. 
La gente bella no surge de la nada.

 Elisabeth Kübler Ross

viernes, 1 de marzo de 2013

Reglas que tus hijos no aprenderán en el colegio


Regla Uno- La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

Regla Dos- Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

Regla Tres- No ganarás US$5.000 mensuales justo después de haber salido de la escuela, y no serás el vicepresidente de una empresa, con coche gratis, hasta que hayas terminado el instituto, estudiado y trabajado mucho. 

Regla Cuatro- Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

Regla Cinco- Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: le llamaban oportunidad.

Regla Seis- Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.

Regla Siete- Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como lo son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, lavar tu ropa sucia y escucharte hablar acerca de lo “súper” que eres y lo pesados que son ellos. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes, contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación, escritorio, armario y closet.

Regla Ocho- En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesitas para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

Regla Nueve- La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

Regla Diez- La televisión no es la vida real. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.

Regla Once- Sé amable con los "NERDS" (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.