sábado, 19 de octubre de 2013

Combat Zone



Las aceras están llenas de hombres de todas las formas y colores deseosos de aprovechar la fantasía sexual que brota de los clubes de striptease con tanta facilidad como el licor y la cerveza en el interior...

Y luego están las chicas...

Puede distinguirse claramente los diferentes patrones de vida de las mujeres en la zona de combate...

En el fondo de este pantano sexual están los perdedores, los que pasar el rato en la calle, a menudo solos pero no subestimar su poder. Ellos pueden ser los más peligrosos, sobre todo porque no tienen nada que perder...









Photographer Jerry Berndt

El fotografo Jerry Berndt hizo fotos memorables de los "desposeidos" en 1968 en la Boston Combat Zone. 


                                         

domingo, 13 de octubre de 2013

Ajedrez



En su grave rincón, los jugadores 
rigen las lentas piezas. El tablero 
los demora hasta el alba en su severo 
ámbito en que se odian dos colores. 

Adentro irradian mágicos rigores 
las formas: torre homérica, ligero 
caballo, armada reina, rey postrero, 
oblicuo alfil y peones agresores. 

Cuando los jugadores se hayan ido, 
cuando el tiempo los haya consumido, 
ciertamente no habrá cesado el rito. 

En el Oriente se encendió esta guerra 
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra. 
Como el otro, este juego es infinito. 

II 

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada 
reina, torre directa y peón ladino 
sobre lo negro y blanco del camino 
buscan y libran su batalla armada. 

No saben que la mano señalada 
del jugador gobierna su destino, 
no saben que un rigor adamantino 
sujeta su albedrío y su jornada. 

También el jugador es prisionero 
(la sentencia es de Omar) de otro tablero 
de negras noches y de blancos días. 

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. 
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza 
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

Jorge Luis Borges

miércoles, 9 de octubre de 2013

Quieres que un físico hable en tu funeral?


Quieres que un físico hable en tu funeral. Quieres que el físico le hable a tu doliente familia de la conservación de la energía, de modo que entiendan que tu energía no ha muerto. Quieres que el físico le recuerde a tu desconsolada madre sobre la primera ley de la termodinámica, que dice que ninguna energía se crea en el universo, y ninguna se destruye. Quieres que tu madre sepa que toda tu energía, cada vibración, cada BTU de calor, cada onda de cada partícula que formaba a su amado hijo, permanece con ella en este mundo. Quieres que el físico le diga a tu sufriente padre que a las energías del cosmos diste todo lo bueno que tenías.

Y esperas que en un momento el físico baje del púlpito y camine hacia tu abatida esposa en su silla, y le diga que todos los fotones que alguna vez rebotaron en tu cara, todas las partículas cuyos caminos fueron interrumpidos por tu sonrisa, por el roce de tu cabello, cientos de miles de millones de partículas, se han desparramado corriendo como niños, sus caminos cambiados para siempre por ti. Y mientras la viuda se mece en los brazos de tu amorosa familia, quiera el físico hacerle saber que todos los fotones que rebotaron en ti y luego se reunieron en esos detectores de partículas que son sus ojos, que esos fotones crearon dentro de ella constelaciones de neuronas cargadas electromagnéticamente cuya energía durará para siempre.

Y el físico le recordará a la congregación cuánta de toda nuestra energía se emite en forma de calor. Podría haber algunos abanicándose con sus programas mientras lo dice. Y él les dirá que el calor que fluyó a través de ti en vida sigue aquí, sigue siendo parte de todo lo que somos, incluso mientras lloramos y continuamos con el calor de nuestras propias vidas.

Y quieres que el físico le explique a aquéllos que te amaron que no necesitan tener fe y, de hecho, no deben tener fe. Que les haga saber que pueden medir, que los científicos han medido con precisión la conservación de la energía y la encontraron exacta, verificable y consistente a través del espacio y del tiempo. Y puedes esperar que tu familia examine las pruebas y se asegure de que la ciencia es sólida y que sean consolados al saber que tu energía todavía está alrededor. De acuerdo con la ley de la conservación de la energía, ni un poco de ti se ha ido, sólo estás menos ordenado.

Aaron Freeman