martes, 27 de agosto de 2013

Es fácil…

                                                                     Iain Faulkner

Es fácil filosofar sobre la vida de alguien 
A menudo nos sentimos desconectados de la vida de otros. 
Vemos personas que parecen tener tanta suerte y éxito en el sentido material que nos preguntamos cómo pueden sentirse infelices o quejarse de sus vidas. No nos damos cuenta que el sufrimiento y la infelicidad son aspectos de la mente común a todos los seres y que todos nuestros juicios son sólo una manifestación de nuestra propios celos, miedos e inseguridades. Siempre es tan fácil decirle a otros que simplemente “dejen ir” alguna crisis emocional explicando cuidadosamente y tal vez de forma un poco paternalista, exactamente lo que haríamos en su situación. Sin un sentimiento de conexión siempre nos encontraremos juzgando y comentando la vida de otros sin entender de verdad las dificultades que enfrentan.  

Michael Kewley 

jueves, 15 de agosto de 2013

Obstáculos

                                                                                                                                  Jacek Yerka

Voy andando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.

Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa.
Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo… dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto… Consigo pasarla.    Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo
Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos… Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo… y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado… descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños…
Me siento abatido… Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca… No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire… De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mí mismo… cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja:
-¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta:
-¿Por qué me lo preguntas a mí? Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras… Los obstáculos los trajiste tú.

Jorge Bucay



                   


Experimentarás tus pruebas y postergaciones más difíciles mientras eres todavía nuevo en tu poder de comprensión de estos principios,  Al comienzo, aparecen como obstáculos gigantes en tu camino. Es un período para deshacerte de tus viejos patrones de pensamientos. Puedes decidir si vas a persistir en la integración de esta nueva comprensión, o si vas a volver a la fuerza gravitacional de los patrones de tu pasado. Será una prueba. El sabio no lucha contra los obstáculos. Sólo bendice el obstáculo y sigue moviéndote hacia lo que estás buscando. Con el tiempo, mientras el sendero se vuelve más directo, comenzarás a reconocer un obstáculo antes de pelearlo y aprenderás la maestría para maniobrar a través de la vida. Con el tiempo, utilizarás tus obstáculos como escalones. 

Mary Manim Morrissey

martes, 13 de agosto de 2013

Pasos para simplificar tu vida

1. Ordena tu vida.
Sentirás una gran oleada de inspiración cuando te deshagas de cosas que ya no son útiles en tu vida. Así que mientras menos posesiones necesites asegurar, cuidar, desempolvar, organizar y mover, más próximo estarás de ser libre.

2. Elimina de tu agenda las actividades y obligaciones innecesarias e indeseables.
Dile “no” a las exigencias excesivas, y no te sientas culpable de inyectar una dosis de tiempo libre a tu rutina diaria.


3. Asegúrate de que tu tiempo libre sea libre.
Pasar una tarde leyendo o escribiendo cartas, viendo una película con un ser querido, cenar con los hijos o hacer ejercicio, es más inspirador que asistir a un evento en el que suelen abundar las conversaciones inútiles.

4. Saca tiempo para la meditación y el yoga.
Saca por lo menos 20 minutos diarios, siéntate en silencio y establece un contacto consciente con Dios.

5. Regresa a la sencillez de la naturaleza.
No hay nada que sea más inspirador que la naturaleza, camina o acampa en el bosque; nada en un río, lago o en el mar; siéntate frente a una fogata, monta a caballo o esquía en la nieve.

6. Marca distancia entre tú y tus críticos.
Dales una bendición silenciosa a quienes andan buscando defectos o son amigos de las confrontaciones y apártate de su energía tan rápido como sea posible.

7. Saca un tiempo para tu salud.
Recuerda que tu cuerpo es el templo sagrado donde vives durante esta vida, así que saca un poco de tiempo cada día y haz ejercicio.

8. Juega, juega, juega.
Simplificarás tu vida y te sentirás inspirado si aprendes a jugar en vez de trabajar toda tu vida.

9. Disminuye el ritmo.
Cuando vayas en tu auto, disminuye la velocidad y relájate. Desacelera tu forma de hablar, tus pensamientos y el ritmo frenético de todo lo que haces. Dedica más tiempo a escuchar a los demás; sé consciente de tu inclinación a interrumpir y a dar por terminadas las conversaciones, y opta más bien por escuchar. Detente y aprecia las estrellas en una noche despejada, o las formas de las nubes en un día gris. Siéntate en un centro comercial y observa cómo todas las personas parecen ir deprisa y sin rumbo alguno.

10. Haz todo lo posible para evitar las deudas.
Recuerda que estás intentando simplificar tu vida, así que no necesitas comprar objetos que la complicarán y la trastornarán. Si no puedes adquirirlos, olvídate de ellos hasta que puedas hacerlo; al contraer deudas, sólo agregas más capas de ansiedad a tu vida.

11. Olvídate del valor efectivo.
No te niegues a los placeres de la vida por razones monetarias; no determines tus compras por el hecho de obtener un descuento, y no te prives de sentir alegría porque no te hicieron una rebaja.

12. Acuérdate de tu Espíritu.
Si la vida te parece muy compleja, rápida, desordenada, frenética o difícil, acuérdate de tu propio Espíritu. Estás encaminado a la inspiración, un lugar sencillo y pacífico en donde estás en armonía con la sincronización perfecta de toda la creación. Viaja mentalmente allí y detente con frecuencia para recordar lo que realmente quieres.

  Wayne W. Dyer

sábado, 10 de agosto de 2013

Cuatro leyes de espiritualidad

                                                                                                                                 Richard Tuschman

1. "La persona que llega es la persona correcta".
     Es decir, nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están ahí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

2. "Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido".
    Nada, pero nada, absolutamente nada que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: "si hubiera hecho tal cosa... hubiera sucedido tal otra...". No, lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.

3. "En cualquier momento que comience es el momento correcto".
    Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuándo comenzará.

4. "Cuando algo termina, termina".
    Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante  y avanzar  enriquecidos con esa experiencia.